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LA UNIDAD IRANÍ ANTE EL IMPERIO

La agresividad del imperialismo norteamericano sigue latente. Sus métodos y formas sofisticados en cuanto a las comunicaciones y laboratorios de psicosociales que distribuyen mediante las nuevas TICs se combinan con los mismos de antaño, asesinatos selectivos, conspiraciones y golpes, bloqueos económicos, guerra económica conservadora en nombre del libre mercado y la reactivación del Monroísmo, métodos consentidos y celebrados por sus serviles aliados en diferentes partes del globo terráqueo. En cada continente se pueden señalar situaciones muy peligrosas sobre los pueblos del mundo, y especialmente en nuestra región y hoy reactivando los fuegos en Oriente medio.

El asesinato del jefe de los Guardianes de la Revolución Iraní, Qassem Suleimani, por drones estadounidenses, amerita una doble lectura.

Por un lado, se corrobora la carrera guerrerista del imperialismo norteamericano. Ahora afanado en la recuperación del control militar-político-económico del Medio Oriente conteniendo la influencia de la República Islámica de Irán en Siria, Irak y en el Kurdistán iraquí y debilitando al principal aliado táctico de Rusia en esa región. El crimen forma parte de la campaña electoral de Donald Trump; quiere asegurar las condiciones de su reelección en la Casa Blanca al sumar este asesinato al de Al Baghdadi, líder del ISIS, y de Osama Bin Laden (durante la administración de Obama), e incrementar la demanda de gastos militares en los países aliados de EE.UU. en una posible guerra abierta con Irán, pero bajo el pretexto de obligar a Irán al diálogo para imponer el desarme de la República islámica y evitar una guerra mayor.

Por otro lado, debemos analizar el asesinato de Qassem Suleimani desde la situación del movimiento popular iraní. Durante octubre y noviembre de 2019, se produjo levantamientos populares en 150 ciudades, poniendo en jaque al régimen islámico, ante las duras condiciones de vida, desempleo y represión contra los líderes sindicales, los disidentes políticos e ideológicos (principalmente contra los miembros del Partido Tudeh, comunistas; del Partido Comunista de Irán, del Partido Comunista del Kurdistán y contra los líderes sindicales). Faltaría analizar el papel del fallecido general en la represión sangrienta contra las poblaciones del Kurdistán iraquí. A la fecha hay más de 7000 detenidos por el régimen de Jamenei y Rouhaní cuyo destino se ignora.

En este contexto, la muerte de Suleimani ha servido para desactivar momentáneamente el levantamiento popular que amenazaba la permanencia de los ayatolás en el poder desde 1979, reorientando el descontento popular en una nueva unidad pueblo-gobierno-ayatolá en torno al cadáver de Suleimani contra el enemigo único: Estados Unidos.

Podemos atrevernos a establecer que la táctica de triple objetivo del régimen islámico ha dado sus primeros frutos. El primero: contener los levantamientos populares en su contra para reorientarlos contra un enemigo mayor en una posible guerra de venganza. El segundo objetivo: desprenderse de las obligaciones del acuerdo de congelación del programa nuclear iraní con el grupo 5+1, con lo que Irán podrá enriquecer uranio más allá de los límites acordados y convertirse rápidamente en una nueva potencia nuclear que le permitirá renegociar con Europa y los Estados Unidos nuevas condiciones que los liberen de las sanciones impuestas por este último. El tercer objetivo está en curso: la cancelación del acuerdo de cooperación entre Estados Unidos e Irak que ya ha sido cuestionada en el Congreso de ese país, que deberá concluir en la salida de las tropas estadounidenses y de la coalición internacional de Irak.

De ocurrir aquello, Irán habría alcanzado el objetivo más alto desde la 2da guerra de Irak a pesar de los costos de una guerra directa con EE.UU., asegurando su zona de influencia y seguridad desde Palestina, Líbano, Siria, Irak hasta el Yemen.

 

Por: Marco Medina
Secretario de RR.II del PCP